miércoles, 26 de mayo de 2010

encerrado en el motel

fui allá y vine acá
probé esto y aquello
deje caer mi pistola sin balas
entre las sabanas de aquel motel
donde viví llanas noches
con la cortina cerrada.

la luna calentaba mi cena.
el musgo en el baño lucía radiante
como los ojos llorosos de Celia
cuando reclamaban la carencia afecto.

las toallas blancas terminan de confidentes
escuchan lo que tus manos sienten
y a su vez
éstas les otorgan una nueva opción
de apariencia
se tornan rojas como el carmesí olvidado.

no hay retorno
un muro sella mi pasado
me recuerda que no tengo que observar el piso
que las manchas en la pared son parte de mi oficio.

el olvido vive en una ánfora
con las cenizas de mis acciones
no comparten el espacio
solo es una batalla más.

tal vez otro niño coma de mis cenizas
tal vez serán regadas en los pantanos mas escabrosos
tal vez en aquella ánfora formen aquel universo deseado
tal vez mi lucha siga
tal vez el sol las consuma
tal vez nada.

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